viernes, 23 de diciembre de 2016

Feliz Navidad y próspero 2017

Estos días he tenido un cliente muy especial, que ha pasado por Zaragoza a realizar sus últimas compras.

Espero que haya comprado lo que todos estáis esperando, y que estas Navidades deje en vuestras casas cariño, amor y paz.

Para todos, ¡¡Feliz Navidad y próspero 2017!



martes, 29 de noviembre de 2016

Una mañana cualquiera

Una mañana cualquiera, creo que era por el mes de abril, de temprano estaba en la parada del Bingo Ciclista y me coge una mujer de unos 50 años para ir al barrio de la Romareda.

Después de hablar del tiempo, de que estaba la mañana fresca pero que después se quedaría buen día, vamos, la típica conversación, le pregunté por qué calle prefería que la llevara. 

Miro por el retrovisor interior y ¡¡no veo nada!!. ¡¡No puede ser!! ¡¡si acabo de coger a una señora y estaba hablando con ella!! Me giro y estaba totalmente tumbada, como desmayada. 

Me empezaron a temblar las piernas y a entrar ese sudor frío de cuando tienes miedo. Se me pasaba por la cabeza que la muerte había pasado por mi coche. 

Como pude puse los cuatro intermitentes y paré a un lado antes de llegar a la Avenida Goya. 

Salí del coche para ver como se encontraba realmente. Tenía los ojos cerrados. El esófago y el esfínter se le habían relajado y había dejado un pequeño reguero. 

Había adelantado a una ambulancia en la Puerta del Carmen y justo cuando pasaban los paré. Tuve la suerte que iban vacíos y pudieron parar. 

La verdad que la gente que se dedica a la sanidad valen su peso en oro, desde aquí mi admiración. 
Les expliqué el caso y enseguida entraron para verla. Cuando les pregunté qué le pasaba me dijeron

- ¿Te suena lo que es un ictus?

A día de hoy no se qué sería de la señora, porque ya con el susto no me dio por ir a acompañarlos. Mi gratitud a los de la ambulancia y mis mejores deseos a la paciente y a todo el mundo que atraviesa por esta situación.

sábado, 22 de octubre de 2016

La fiebre de las APPs


Hailo - Zaragoza


Un viaje a Londres me abrió los ojos para adaptar las apps al sector del taxi en Zaragoza.

Ahí descubrí que había un montón de taxis que funcionaban con la app de Hailo así que decidí investigar por Internet en qué consistía, como funcionaba y lo que es más, que ventajas ofrecía a taxistas y clientes.

La verdad que me sorprendió bastante la facilidad de uso de la aplicación y la sencillez para el taxista así que me puse en contacto con ellos para ver si podíamos preparar una cita.

Tras cambiar varios emails con el representante de Hailo- todavía los conservo-, el día 2 de octubre de 2013 quedamos a conocernos en una terraza cerca de la estación.

La persona de contacto era un inglés que estaba afincado en Huesca. Era el responsable de extender Hailo por todo el mundo. Entonces estaban Hon Kong, Tokio, Londres Madrid... y Zaragoza estaba en sus planes de expansión.

Me explicó que la app había nacido en un pub londinense, fruto de una conversación entre un taxista, (su hermano) y un programador informático. Creo que la clave de su éxito era esa: estaba diseñada por taxistas sabiendo cuáles eran las exigencias y las necesidades de los taxistas adaptadas en una app por un informático.

Entre las ventajas que incluía era el reembolso en caso de no recoger un servicio. No hay cosa que nos irrite más que no recoger un servicio de emisora.

También tenía una opción que te podía mandar “el último servicio a casa”. La app sabía donde vivías e incluía la opción de asignarte un servicio para desalquilarte cerca de tu casa cuando vas a terminar la jornada.

Se “retrovaloraba” ella sola, es decir, los clientes valoraban a el taxista y los taxistas al cliente, de tal forma que si un taxista o un cliente acumulaba varios suspensos se le llamaba la atención y llegado el caso se le podía expulsar.

La aplicación es gratuita para el cliente y para el taxista. Éste paga una comisión de los servicios que hace de Hailo, que lo debe de comunicar en buena fe al terminar el servicio.

De explicar y gestionar todos estos temas nos íbamos a encargar mi socio y yo, bueno, el como habla inglés lo pondría mas como interlocutor con la central para yo estar mas pendiente de las tareas locales…esa era por lo menos mi idea pero había que seguir negociando.

Era perfecto porque entonces no había ninguna en Zaragoza, se vendería sola.

Quedamos un día a comer y para entonces ya le habíamos preparado toda la información que nos había pedido: número de servicios al día, importe medio, titularidad de las licencias, tipos de cliente, tipos de competencia, número de emisoras, tipos de organizaciones. La verdad que poca información nos guardamos aunque sospechábamos que no era con nosotros precisamente con quien quería hablar. Esta gente apuntaba mas alto. Adujo problemas técnicos para aplazar la siguiente cita y desde entonces, han pasado ya 3 años y no hemos sabido nada de ellos.

A día de hoy, 22 de octubre de 2016 cuando escribo estas líneas, funcionan tres app para pedir taxis en Zaragoza y han estado en prueba otras dos.

Entre todas ellas juntas no se acercan a Hailo. Espero que en la política de expansión de Hailo se acuerden de Zaragoza, y de este taxista que dio los primeros pasos para su llegada a la ciudad.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Casposos

Taxi - Zaragoza

Creo que el término casposo lo inventó una persona que se subió en un taxi se éstos.

La imagen que la gente tiene de un taxista no siempre es la mejor, y ojo, creo que nos la hemos ganado a pulso. 

Y es que, hay una especie, que por suerte está en peligro de extinción, que llevan a gala reunir una serie de características y valores de lo más rancio de la España cañí. 

Allá van unos cuantos que todavía existen por aquí:
  • Los que tienen el coche de más de 20 años sin aire acondicionado, se ponen las botas de regar el día de fiesta para lavarlo siendo que el coche huele a rancio.
  • Los que visten calcetines con chanclas y bermudas con camisa por dentro y riñonera o bien zapatos con chándal.
  • Los que están esperando en la parada fumándose una faria (hasta hace poco también fumaban la faria alquilados).
  • Los que cuando van alquilados y se acercan a un semáforo en verde levantan el pie para ver si se pone naranja y entonces clavar los frenos.
  • Los que se compran un Prius y siguen empujando el coche en las paradas.
  • Los que piensan que salir de la placa es perder dinero.
  • Los que se niegan a salir de la parada si la carrera es corta (he visto por lo menos tres casos)
  • Los que piensan que pegar con cinta aislante el palillero al salpicadero es “última tecnología” y además sirve para dejar los papeles detrás.
  • Los que hacen bajarse al cliente si van a un polígono industrial y no conocen la calle.
  • Los que dicen que el billete de 20 es billete gordo y se niegan a cambiarlo.
  • Los que votan NO a tener un día de fiesta porque no saben qué hacer en casa.
  • Los que se ponen la funda de asiento de bolas de madera porque queda bien. O los que ponen una manta como funda en los de la parte de atrás.
  • Los que usan tres membrillos que se han bajado del pueblo como ambientador.
  • Los que exigen que se impriman 1700 circulares en folio en lugar de enviar 1700 emails y los que por suerte para mi, nunca leerán este blog.
La lista sería interminable y no quiero seguir dando pistas a Torrente para su próxima película.

Por suerte, la plantilla se va rejuveneciendo y venimos los jóvenes con otros defectos: el listón está demasiado alto para superarlo.

viernes, 5 de agosto de 2016

Hidrogenerador

El amigo de un primo de un conocido me comentó que llevaba instalado un generador de hidrógeno en el coche, que estaba muy contento porque estaba ahorrando combustible y el motor le iba mejor.

Yo, que siempre entro al trapo, me lancé.

Empecé a hacer números y a contactar con Hidrocar a través de  su página web. De la noche a la mañana ya era el delegado comercial de Hidrocar Ecológico en Zaragoza, mi nombre figuraba en la página web y empezaban a contactar conmigo los clientes para hacer las primeras ventas.
La verdad es que la web que tenían era fantástica, todo super detallado y muy bien explicado.

Escondía muy bien lo que había detrás o, mejor dicho, dejaba de haber.

El generador que me interesaba costaba 495 euros. Para hacerse delegado el único requisito que me pusieron era comprar 5 a mitad de precio y encargarme de las ventas en la zona norte de España.

Antes de tener el primer contacto físico con ellos ya había vendido dos, así que yo veía un negocio redondo.

El generador consistía en un depósito, los tenían de varios tamaños, que contenía unos electrodos. Se llenaba de agua diluida con potasa, lo cual, mediante una reacción llamada electrolisis, generaba gas hidrógeno. Este gas se pasaba directamente mediante un tubo, a la admisión del motor que llenaba los pistones y entraba en la combustión.

Acababa de haber una explosión en el hospital donde se alojaba el Rey Juan Carlos I, manifestaciones de la marea verde y un país en plena crisis económica. De esa guisa me presento yo en Madrid el 6 de Marzo de 2013 para comprar los generadores y que me lo instalen en un taller de su confianza.

Una hora más tarde de la que habíamos quedado, se presenta en el taller responsable de Hidrocar, en adelante CM, nada que ver con lo que me había imaginado por teléfono. Inseguro, tembloroso, por momentos con arcadas, no me inspiraba nada bueno,  pero ya que había ido hasta allí no me iba a ir de vacío.

Tuve que comprar los 5 generadores, los que ya había vendido no contaban, pagar en efectivo y sin factura.

– Estamos haciendo todo lo posible para regularizar nuestra situación y en cuanto podamos empezaremos a trabajar con IVA y todo regularizado, pero de momento tenemos que trabajar así.

Con el tiempo me di cuenta que con esa frase empiezan todos los timos.
Ese viaje me dejó muchas más sombras que luces.

Probé su coche, un Kia Picanto, con el generador apagado y después en marcha y, aunque él dijera que si, yo no notaba mayor diferencia.

Conocí al fabricante de los generadores, el típico científico loco con cara de buena persona. De vez en cuando entraba al taller a ver como iba la instalación, aunque CM no me dejaba, de hecho no conocía a los del taller y yo estaba haciendo de cobaya para futuras instalaciones. A la hora de pagar no estaba el encargado, así que nos fuimos yo con la factura a mi nombre de 120 euros y CM con el compromiso de pago.

Ya de vuelta, en Zaragoza, conocí a unos ingenieros jubilados que estaban interesados en las energías alternativas y también en la distribución de hidrocar. ¡Los tíos se fabricaban sus propios helicópteros!

Para mi supuso un gran respaldo. Mejoramos la deficiente instalación que me habían hecho en Madrid y le dimos muchas vueltas a como llevar el negocio. Uno de ellos tenía un contacto en la ITV, pero nos cerró las puertas a la primera ya que necesitábamos el certificado del fabricante.

De los cuatro que me quedaban, uno, el de 6 litros, lo vendí a un friki de Cervera para instalarlo en un Seat Panda. Otro se lo instalé a mi hermana en un Peugeot 306. Un amigo mecánico de total confianza se encargó de la instalación. Pensaba hacerle parte del negocio, que el gestionara la parte mecánica y yo la administrativa. Una llamada de mi padre me puso en alerta, el generador de mi hermana se había quemado y el coche estaba ardiendo. Por suerte era una exageración, se había producido un recalentamiento del relé y estaba empezando a echar humo.

Piezas defectuosas, cables en mal estado, falta de profesionalidad, de calidad, de respuesta, de servicio, de garantías, de atención, en definitiva, un timo. De inmediato contacte con CM para que me diera de baja como delegado y quitara mi nombre de la página, además de exigirle la devolución de los dos que me quedaban. Nunca mas supe nada de él.

Posteriormente vi que daban pasos, conseguían registrar el producto, pero veía como aparecían y desaparecían uno tras otros los delegados en la sección de contactos Hidrocar.

En mi opinión, son unos estafadores que venden a 495 euros un producto que cuesta 30. Se dirigen a un público del rollo naturista vendiendo ecología cuando solamente buscan dinero fácil. El generador, bien desarrollado y bien instalado, apenas consigue ahorros de combustible, únicamente se ahorra porque se hace una conducción mas eficiente para aprovechar el hidrógeno y de ahí se ahorra, no por causa efecto del hidrógeno. Ahora bien, la tarea de eliminación de gases nocivos y de limpieza de motor que realiza el hidrógeno es notable.


miércoles, 8 de junio de 2016

Pilares 2010, primer viernes.

El chupinazo es el sábado por la tarde, pero la noche del viernes ya es fuerte. Oficialmente no son fiestas, pero la gente empieza con ganas y al final, esa noche, es una de las mas intensas.

A la 1:30 de la noche bajaba por Gómez Laguna y me entra un servicio por el terminal para un restaurante de la zona. Es un sitio pequeño, con ambiente taurino y se come de maravilla. Son clientes y ya había recogido ahí alguna vez, incluso había estado comiendo hacia unos días, así que me acerque con toda confianza. El restaurante estaba a tope y le dije a un camarero que atendiera a mi servicio. Enseguida salieron dos tipos de mediana edad y otro  mayor que por las pintas no se habían guardado nada de hambre ni de sed. La gente cuando sale de fiesta no entiende que nosotros estamos trabajando y nos intenta meter  en su fiesta. Los taxistas nos ganamos la vida llevando a la gente a donde nos pide, no siguiendo las bromas ni riendo las gracias a los borrachos. Tras aguantar las gracias y los saludos protocolarios cogí dirección.

El recorrido me llevaba fuera del límite de retorno, a Cuarte, un pueblo cercano, que se cobra a kilómetro, para dejar a uno, luego volver y dejar al resto en Zaragoza, lo cual se cobra en taxímetro. Mientras yo pensaba la manera correcta de aplicar la tarifa los tipos seguían su fiesta…

- A mi no me hace falta reserva aquí, yo vengo y le digo al jefe que me dé una mesa y hecho - decía el tipo de delante.
- Joder, que grande que eres tío, vamos a hacernos unas filas para celebrarlo. Decía uno de detrás.

Los tíos eran unos sobraos. No hacían más que hablar de drogas, de coches de gama alta y de putas. En el asiento del copiloto se puso el  mayor. Un tío gordo de unos 50 años, empresario turolense, casado y padre de familia. Detrás iban dos de unos 30 años, uno más flaco que el perro de un pobre y el otro calvo como una bola de billar, los dos feos con avaricia, pero por lo visto con dinero. Debían tener negocios en común. Eso o alguna extraña relación les unía porque empatizaban bastante, aunque ya se sabe, el mundo de la noche une a gente muy diversa.

Ya en carretera el señor de delante se jactaba de las veces que le había puesto los cuernos a su mujer mientras el calvo de atrás le hacía los coros y le reía las gracias y el flaco solo pensaba en esnifar (nunca he entendido porque se drogan si se van a casa).

- Pues me voy a ir a un sitio que me han dicho que hay unas rusas que están tremendas. Berreaba el tipo de delante.
- Te tienes que ir a La Isla. Ahí si que están buenas jajaja - aseguraba uno desde atrás
- ¡A mi no me enseñas a ir de putas tu, porque yo me se los mejores sitios aquí y en toda España chaval!- fanfarroneaba.
- Ese es nuevo,  yo estuve hace 15 días y ¡esta dabuti!
-Sobre todo que no se entere mi mujer ¡eh! que yo solo he venido a cenar jaja…

Es muy difícil seguirle el royo a unos fanfarrones borrachos cuando uno va sereno. Ya de vuelta y en un intento de crear buen ambiente y dominar la situación, cambié la música y puse a Los Chichos…”por que tu te crees bonita tú te pones orgullosa, ni más ni menos, ni más ni menos"…Lo peor que pude hacer…Los tíos se vinieron arriba, gritos y palmas y viva la fiesta, todo bien salvo por dos detalles: me caían mal y estaba trabajando.

- Déjeme aquí - dijo de repente el de atrás.
- Si si, que he aparcado por aquí y mañana tengo que ir pronto a currar.

Y de pronto se hizo la calma. Se suele decir que las fieras solo son agresivas cuando van en manada y que si van solas dejan de ser agresivas. Continúo ruta hacia el centro sin saber bien el destino. Para romper el silencio pregunto dónde vamos;

- Si, déjame por el centro.
- ¿Le dejo en el club de Coimbra?

El tío no contestaba, a la vez que me miraba fijamente de arriba abajo, yo iba recostao en el asiento, cambio bastante de postura conduciendo para que el cuerpo no se duerma, me incomodaba bastante como me estaba mirando en el momento que suelta:

- ¿Tú entiendes?
- ¡¡¡El castellano perfectamente, otra cosa ya no!!! - le dije.

No tengo nada en contra de los homosexuales, siempre que me respeten claro, y la situación se había puesto tensa por momentos. Cambié de postura, agarre fuerte el volante y apreté el acelerador para llegar lo antes posible ¡El taxímetro marcaba 40 euros y se los tenía que cobrar a un tío que fanfarroneaba de putero y me había propuesto relaciones!

Camino al centro pasamos por una zona oscura de edificios vacíos y descampados cuando me dijo que quería parar…¡a orinar! de la perplejidad pasé al enfado. A la primera luz que vi clavé los frenos y paré el coche. Era mayor que yo pero sabía que estaba acorralado y no me podía hacer nada así que me hice fuerte y le dije: “O me pagas 50 euros o vas a tener problemas”. Por suerte accedió y lo perdí de vista.

La vida nunca deja de dar sorpresas y más en un oficio como este.

sábado, 13 de febrero de 2016

La sociedad hoy en día

Taxi - Zaragoza
Si hay una profesión pegada a la sociedad, que vive con ella el día a día de su realidad, instalada en la actualidad y a los vaivenes socioeconómicos que experimenta, es la de taxista.

En el día a día, a menudo se encuentran situaciones en las que la realidad te da una bofetada para la que no estabas preparado.

No quiero dar clases de moral, ni entrar en polémicas ni en política, ni quiero cambiar la sociedad, pero creo que nuestro egoísmo nos hace ser peores personas. Creo que cada uno de nosotros deberíamos mirar un poco dentro de nosotros mismos para hacer algo por los demás.

Un día cualquiera, me desalquile a mediodía en el servicio de Urgencias del Hospital Miguel Servet y al bajarse la clienta se acercan a mí dos celadores con un paciente en silla de ruedas:

- Mire, ¿podrías acercar al señor al refugio? Es un vagabundo que hemos atendido, esta aseado y hemos puesto dinero los sanitarios para pagar la carrera.

- Sí sí, claro, dije sin pensarlo. Pero están los compañeros en la parada de ahí y yo no puedo recoger aquí.

- Si, ya se lo hemos dicho pero ninguno quiere llevarlo.

Así que accedí a llevarlo a mitad de precio, ya que lo pagaban a escote, así ponía yo algo de mi parte.

El señor, al que la vida o él mismo había escogido ir por el mal camino, resultó ser hijo de taxista. Aparentaba tener unos 50 años pero tenía 35, casi de mi tiempo. Llevaba una bolsa de aseo con lo básico.

Llegamos al refugio, se quejaba mucho de las piernas, casi no podía andar, mientras le acompañaba hasta la puerta pensaba en los escrúpulos de los taxistas de la parada para negarse a llevar a una persona, le habían humillado y no se lo merecía: todos somos personas y tenemos dignidad.

Otro caso, me ocurrió en febrero de 2015. España saliendo de la crisis. La tasa de paro, aunque comenzaba a bajar estaba por encima del 22 %.

No voy a hacer valoraciones de lo que me ocurrió aquel día, que cada uno saque las suyas.

Cogí un servicio en la parada de Andrés Vicente, una señora de higiene descuidada, con carro de la compra vacío, me pidió llevarla a Vía Universitas 16, un mercado. Cruzando por el Parque Delicias hay menos de cinco minutos andando. La carrera subió a 5,19 €.

No era un mercado: era el banco de alimentos.

sábado, 16 de enero de 2016

Mi viaje a Monzón en vísperas de las fiestas

Imagen extraída de: http://entusiasco.blogspot.com.es/2013/10/castillo-de-monzon-vistas-nocturnas.html

Era el primer viernes de agosto, salía de almorzar y un nerviosismo especial recorría todo mi cuerpo. Es algo que solamente unos privilegiados podemos sentir. Sólo los que somos de pueblo sabemos que es eso. Ese día empezaban las fiestas de Castiliscar ¡las mejores del mundo!

Pensaba pasar un día tranquilo, compras de última hora y esas cosas. Iba por el Paseo de Calanda y unos rumanos de dos por dos, me levantan la mano. Paro para recogerlos y veo que el pelotazo que llevan es importante. Sin subirse al coche me preguntaron para ir a Monzón.
Entre que el castellano no era muy bueno y que la lengua se les trababa entendí que querían ir a la calle Monzón, en Torrero: unos 6 euros les dije. – No no, Monzón pueblo.

En ese momento la cabeza empieza a valorar los pros y los contras a la velocidad de la luz y sin darme cuenta. Ese día no pensaba hacer mucha caja, así que era una buena oportunidad de negocio, claro que también podía ser que no cobrara o incluso algo peor, desde que me metieran una paliza y me robaran el coche, hasta....
- Está bien subir, les dije.

El que estaba más despierto se puso de copiloto, se echo mano al bolsillo y saco cuatro billetes de 50 € y alguno de 100 €, todo arrugados, en una zarpada y los dejó caer por el salpicadero.

- Ves, tenemos dinero y ahora vamos a parar en un bar para coger una coger una cerveza.

Obviamente les dije que no iba a hacer eso, lo cual les despertó y les incomodo bastante.

- Por favor, solo una lata, que te cogemos una para ti, que si no nos bajamos…

Así que, para no perder la carrera finalmente decidí parar.

La lata de cerveza había pasado a ser dos jarras de tercio, tres bocadillos y una naranjada para mí. Ya no les iba a decir que no y, por lo menos, habían tenido el detalle de cogerme algo para mí también, así que adelante. Lo único que me puede pasar seria que me pare la Guardia Civil y si ocurre, creo que el hecho de llevar las jarras seria lo menos, pensé.

De todos mis defectos, el que mejor llevo es la ingenuidad. Me fío de la gente. Pienso que todo el mundo es bueno. Cojo a todo el mundo que me para, busco el lado bueno de la gente y espero no tener razones para cambiar ese defecto.

En lo que estaba, no había salido de Zaragoza y al de atrás se le cayó media cerveza por encima y había dejado la jarra a medias entre los pies. Me estaba empezando a poner nervioso. Mas. Estaba más pendiente de la cerveza del de atrás que de la carretera cuando en un mal gesto levanta los pies y la tira. Clavé los frenos, puse los intermitentes y paré en el arcén.

-¡Se acabó! ¡Os bajáis aquí! - dije.

Obviamente era un farol, porque yo, lo que quería era cobrar, de esa manera me hacía con la situación,  al fin y al cabo en esos momentos ellos dependían totalmente de mí y visto su estado ya no se iban a poner a pegarme.

Guardé una jarra en la guantera de medio de los asientos, el otro tiró la otra jarra a un campo y continuamos la marcha.
Cogimos la carretera y al momento se quedaron dormidos.
Esa sensación de llevar dos borrachos dormidos encima y no saber dónde vas, ¡no me habían dicho la dirección!

En el trayecto contacté con el abogado de la emisora y claro, me dijo que para qué los había cogido. Por otro lado mejor que no me ayude porque mi anterior experiencia con él había sido nefasta, pensé.

Ya pasado Huesca vi a lo lejos un patrol verde. Era la primera vez que me alegraba de ver a la Benemérita en la carretera. Pensé que si me acompañaban estaría mas seguro y los otros se cortarían si llevaban malas intenciones. Me puse detrás de ellos un rato haciéndoles la ráfaga como señal de advertencia y no me hacían caso. Decidí ponerme a la par y hacerles gestos pero nada, cogieron la siguiente salida.

Ya estábamos llegando a Monzón. Yo no había estado antes. Los rumanos seguían sobaos. Al fondo, justo en la entrada del pueblo veo la bandera roji-gualda, me acerco y leo el cartel “Todo por la patria” –Esta vez me hacen caso- pensé.

PIIII PIIIIII PIIIIII PIIIIII, Hice sonar el claxón hasta que salió una pareja.

- Buenos días, mire usted que vengo de Zaragoza y llevo a dos clientes en mal estado y no sé donde los tengo que dejar.

- Si, pues ningún problema, vamos a sacarlos, los identificamos y que le abonen.

Al empezar a mover a los clientes se despiertan.

- ¿Pero por qué? ¿Por qué haces esto? me decían.

Como pude los saqué ya que la colaboración de los agentes fue escasa, mas allá del efecto intimidante. Me pagaron la carrera con los billetes que había en el salpicadero. Pese a la tentación, no había tocado ni uno, al rato me preguntaron si me habían pagado, ¡pude haber cobrado dos veces!

Hice todo el camino de vuelta cantando y para mí iba pensando que, en el fondo todo el mundo es bueno, y más cuando se acercan las fiestas de mi pueblo.