jueves, 2 de agosto de 2018

Carreras

Carrera taxi

Nuestro oficio consiste en llevar a gente de un sitio a otro, lo que llamamos hacer carreras, aunque éstas no siempre sean de lo más convencionales.

Una Semana Santa que bajé a Andalucía con mi mujer, fuimos el domingo de Ramos a ver la procesión a Cabra.

No conocía el pueblo y fui dando vueltas para aparcar hasta que vi una parada de taxis vacía. No lo sabía pero las procesiones salían a 20 metros.

Era el centro del pueblo.

A la vuelta, después de todas procesiones y del vermú, nos estaban esperando tres personas en la puerta del taxi.

Eran tres internos de un psiquiátrico.

Mientras les explicaba que era de fuera y que no les podía llevar a ningún sitio, ya los tenía dentro del coche. Así que les pregunté si conocían la ruta y accedí a llevarlos, por suerte coincidía con mi camino de vuelta. Por supuesto que no les cobré.

Otro día, quedé con José Luis, un amigo del pueblo.

Lo recogí por vía Hispanidad y bajábamos a la avenida de Valencia de tapas.

Al pasar por la puerta del Hospital Clínico, veo que la parada está vacía y hay un cliente esperando.

Entonces le digo a mi amigo: "di que eres mi primo y vas aprendiendo que así lo cojo".

Como la tarde entera que estuve trabajando con Félix, un compañero, soltero, cincuentón que es tan grande como buena persona y que le gustaba el bar tanto que hacia mas horas ahí que en el taxi.

Yo lo conocía del bar, que también me gustaba. Una tarde, tomando un café, él estaba de fiesta y no tenía partida así que le invité a patrullar conmigo y así “aprendía” algo. Las risas y el buen humor estaban garantizadas.

Otra tarde iba liado: había quedado con mi cuñado en Puerto Venecia, que estaba ahí pasando la tarde al cuidado de mi hija y después me  tenía que ir a por la mujer para ir a cenar, y por supuesto, siempre con prisas.

Estando metiendo a Irene en el coche, en frente de una gran tienda de deportes, se acerca una señora china, y me pregunta si me desalquilaba.

- No, no. _ le dice mi cuñado.

Al oírlo, levanté la vista y le pregunté a dónde iba.

Me daba tiempo porque era a la estación, la señora, resultó ser la responsable de Xiaomi en España y estaba encantada de coger a tiempo el tren y de ir en la parte de atrás con Irene.