sábado, 7 de noviembre de 2015

Taxista en Nueva York



En la canción del Pirata cojo,  Joaquín Sabina repasa un listado de las que se consideran como las vidas mas privilegiadas en cada parte del mundo; por ejemplo, al Cappone en Chicago, legionario en Melilla o fotógrafo en Play Boy. 

En ese listado también nombra taxista en Nueva York. Pues bien, nada más lejos de la realidad, desde estas líneas quiero derribar ese mito. 

No es ningún chollo ser taxista en Nueva York. He estado de viaje de novios en la ciudad, y he podido ver cómo funciona.

Para empezar, las yellow cards, los taxis amarillos que son los que pueden recoger en Manhattan, cuestan un millón de dólares. Están la inmensa mayoría en manos de empresas privadas que explotan la licencia las 24 horas del día, con chóferes inmigrantes, que muchas veces no se conocen ni la ciudad y que cobran poco más que las propinas, si el mes es bueno.

Existen otro tipo de taxis, de color verde, que no pueden recoger en Manhattan. La licencia cuesta 10 veces menos que las yellow cards, pero evidentemente son menos rentables.

Si coges un taxi y al pagar no dejas un 10% de propina o, como mínimo, el redondeo al dólar, mother focker es lo más suave que te dirán.

Los coches no son ni tan grandes, ni tan cómodos, ni tan limpios, como nos hacen ver en las películas. Nissan ganó hace poco el concurso y la NV200 será el taxi del futuro: todos coches destinados al taxi serán ese modelo. Pero de momento  mucho Toyota Prius, mucho Wolkswagen Pasat, alguna Kia…vamos, como aquí.

Aunque, para ser justos si que les reconozco alguna ventaja; el tráfico está restringido en Manhatan y eso les facilita hacer muchas carreras y sobretodo, disfrutan todo el día de las vistas de la ciudad más bonita del mundo.



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